Hace
año y medio llegó Rubiela como una tromba marina, yo tenía varicela y
parecía una piña, tenía 35 semanas y con todos los cuidados que tuve en
el embarazo por mis antecedentes de parto prematuro, esperaba completar
las semanas de gestación y de paso esperar a que la varicela saliera de
mi cuerpo. Pasó lo que me temía: Rompí fuentes durante un momento de
fiebres muy altas y entonces todos mis temores pasados volvieron.
No solo nacía prematura tambien sino que ademas no me le podría acercar por tener varicela y existir el peligro de contagiarla! ¿podría amamantar a mi Rubiela? Me propuse hacerlo. No me quería perder de esa experiencia otra vez. Fué cesaria por emergencia, desastrosa tambien, fria, distante.
Me sentía como un trozo de jamón en una mesa mientras las médicos que suturaban hablaban de la ropa que usarían para carnavales. Sacaron a mi hija y se la llevaron de mi y la tuvieron en UCI neonatal durante dos semanas y no podía acercarme ni a la ventana. Me senti morir. Fué Osoamoroso quien se transformó en León y cuidó celosamente a nuestro retoño cuando la dieron de alta, enviandome fotos de vez en cuando de sus aventuras como papa y mamá a la vez.
No solo nacía prematura tambien sino que ademas no me le podría acercar por tener varicela y existir el peligro de contagiarla! ¿podría amamantar a mi Rubiela? Me propuse hacerlo. No me quería perder de esa experiencia otra vez. Fué cesaria por emergencia, desastrosa tambien, fria, distante.
Me sentía como un trozo de jamón en una mesa mientras las médicos que suturaban hablaban de la ropa que usarían para carnavales. Sacaron a mi hija y se la llevaron de mi y la tuvieron en UCI neonatal durante dos semanas y no podía acercarme ni a la ventana. Me senti morir. Fué Osoamoroso quien se transformó en León y cuidó celosamente a nuestro retoño cuando la dieron de alta, enviandome fotos de vez en cuando de sus aventuras como papa y mamá a la vez.
Me mudé donde mi tia para evitar contagiarla y un día no aguanté y fuí a la clínica donde nació
Rubiela buscando un médico que viera mis granos y que me dijera que
podia ver a mi bebé. La pediatra de emergencias me vió llorando y
accedió a recibirme, le conté mi caso, le mostre los granos que aún
quedaban secos en mis senos y le pregunté si podía por fin conocer a
Rubiela, habían pasado casi 3 semanas. Ella me dijo que no lo pensara
mas, que fuera corriendo a verla y que claro que podía darle teta. Me
volvió el alma al cuerpo, pero tenia mis dudas, que tal que por mi
ímpetu, terminase contagiando a mi Rubiela? Decidí arriesgarme.
Me
asomé a la reja de mi casa y me senté en el andén, llame a Osoamoroso,
se asomó a la ventana sorprendido y sonrió, fué a buscar a la beba y me
la mostró de lejos y me dijo: "mira que guapa es" yo no aguanté, rompí
en llanto y le dije que bajara a abrirme, que la doctora había dicho que
sí podía verla, que no había peligro de contagio. Bajó y me abrió,
subí corriendo a la habitación pero una vez en la puerta me detuve, de
nuevo las dudas me inundaron -"y que tal si..." - "No va a pasar nada!
Ambar te está esperando!" me tranquilizó Osoamoroso. Entré y la ví
dormida, la tome en mis brazos y le dije cuanto la amaba con lágrimas en
los ojos. La acuné en mi regazo y le metí mi enorme teta en la boca,
inmediatamente empezó a mamar. Así de simple y maravilloso, el instinto
se hizo materia y madre y cría por fin estaban juntas. Ese día nació un
lazo precioso entre ambas.
Antes
de verla yo parecía Pamela Anderson para entonces, intentaba sin exito
con bombas extractoras demostrarme que tendría suficiente leche. Tomaba
tantos líquidos que mi senos se inflaron como globos y estaban llenos de
turupes por dentro, era muy doloroso. Cuando Rubiela por fin empezó a
mamar, ocurrió la magia, la leche caía a borbotones! es como si su fluír
solo se activara con su saliva inocente, como si mi cuerpo solo
respondiera a la vida y no a un frío artefacto plástico. Dejé el
estractor a un lado y para deshacer los turupes empecé a masajear mis
pechos y a extraerme manualmente (Gracias Tía Vicky y Kelly!). Ahí me
convencí que la producción de la leche estaba directamente relacionada
con la vida y que los artificios ayudan pero si nos dejamos llevar por
el instinto el cuerpo responde.
Estos 19 meses han sido una montaña rusa, claro que he querido
renunciar, he tenido mis días cargados de agotamiento e impaciencia pero
el estar obligada a dar pecho justamente por haber constituído
ese tipo de crianza me ha obligado a repensar las cosas cada vez que me
asaltan las dudas, he aprendido a esforzarme, y sobretodo, a renunciar a ese "teterito
salvador de la madrugada", a enfrentarme con mi hermbra animal, con mi
sombra de madre y mujer y a ser consecuente con dicha animalidad. Nunca
he sido mas felíz.
No
voy a ennumerar los beneficios a nivel inmunológico la lactancia
materna y ni el inmenso bienestar que supone para los bebés tomar
lechita de mamá, despues de todo nuestro organismo es un gran diseño de
ingenieria divina (llames como llames a la fuente) Yo, desde el punto de
vista emocional veo una ecucación muy sencilla: Dar de mamar supone una
entrega total de tiempo con tu bebé. Punto.
Ese tiempo se transforma en miles de cosas, cansancio, caricias, insomnio, besos, juegos, miradas, lenguaje de señas, conocimiento de cada poro, cada cabello, cada milimetro de tu hijo de cerca, en primerísimo plano y eso es Amor. Eso es lo que hace una madre con su cría, ese es el fin último de la lactancia materna. El tiempo con tu hijo. Para mi los extractores, el almacenamiento de la leche y el bombeo, la máquina, el ruido, los otros, la niñera, la guardería, el chupete, la formula, son solo muros entre ese diálogo infinito de miradas, ese universo donde no existen las horas ni los minutos, esa confrontación entre tu naturaleza de mujer moderna dueña de tu vida y la madre animal que tienes dentro.
Ese tiempo se transforma en miles de cosas, cansancio, caricias, insomnio, besos, juegos, miradas, lenguaje de señas, conocimiento de cada poro, cada cabello, cada milimetro de tu hijo de cerca, en primerísimo plano y eso es Amor. Eso es lo que hace una madre con su cría, ese es el fin último de la lactancia materna. El tiempo con tu hijo. Para mi los extractores, el almacenamiento de la leche y el bombeo, la máquina, el ruido, los otros, la niñera, la guardería, el chupete, la formula, son solo muros entre ese diálogo infinito de miradas, ese universo donde no existen las horas ni los minutos, esa confrontación entre tu naturaleza de mujer moderna dueña de tu vida y la madre animal que tienes dentro.
0 comentarios → Historia de una Mamánimal II: Rubiela y la teta.
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